Es un método no quirúrgico el cual consiste en el uso terapéutico del gas dióxido de
Carbono (CO2) por vía subcutánea, ayudando a combatir la celulitis, el exceso de grasa
en el cuerpo, la flacidez y el envejecimiento corporal y facial.
En cuanto a la celulitis, la aplicación subcutánea de dióxido de carbono en las zonas en las que la temida piel de naranja hace su aparición (piernas, glúteos, abdomen y brazos) consigue mejorar este problema en cuatro niveles:
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Mejora la circulación sanguínea y linfática ayudando a la eliminación de líquidos
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Mejora el tono de la piel devolviéndole la elasticidad y reduciendo la flacidez
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Reduce la piel de naranja y la aparición de los antiestéticos hoyuelos asociados a la celulitis
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Disminuye el volumen de la zona y alivia los síntomas que acompañan a la celulitis, como la pesadez.